El reumatismo, uno de los males de la tercera edad

artrosis-tercera-edad

Estudios epidemiológicos aseguran que hasta el 34% de la población española paece alguna enfermedad reumática y que más del 65% de éstas son de carácter degenerativo, como es el caso de la artrosis.

De hecho se afirma que este reumatismo es el de mayor prevalencia, proporción de enfermos viejos y nuevos por cada 1.000 habitantes, en nuestro país, sobre todo en personas de edad avanzada y que su tendencia es el aumento por las cada vez mayores expectativas de vida de la población.

Causas de la artrosis
La verdadera causa de la artrosis no se conoce con exactitud, pero sí se sabe que es la consecuencia final de múltiples y variadas alteraciones de orden hormonal, infeccioso, químico, biomecánico, genético, etc. También, que el patrimonio óseo del individuo adulto está sometido a un continuo remodelamiento fruto de las pérdidas y ganancias de masa ósea, aquellas más importantes que ésta. Algunos estudios han puesto de manifiesto que los varones pierden hasta un 30% de hueso entre los 20 y los 80 años y que en las mujeres dicha pérdida es más intensa 3 años después de producirse la menopausia.

Como es sabido, los rasgos clínicos más característicos de la artrosis son el dolor mecánico, tanto funcional como en reposo e incluso nocturno, la rigidez de las articulaciones y la deformación de los huesos. El principal tejido afectado en esta afección reumática es el cartílago, sustancia elástica y flexible adherida a la superficie de los huesos de unión o articulaciones. Su destrucción, lenta y progresiva, se hace patente sobre todo en manos y huesos largos, llamados de carga (caderas, rodillas y uniones interapofisarias).

La edad no es la causa de la artrosis, pero no hay duda de que contribuye poderosamente a su padecimiento, al igual que la obesidad. El exceso de peso es un conocido factor de riesgo en esta forma de reumatismo, y buena prueba de ello es que cuando se produce una pérdida de peso significativa la sintomatología de la enfermedad se reduce notablemente. También la ingesta de café y alcohol y el consumo de tabaco son factores de riesgo reconocidos. Y, cómo no, la osteoporosis definida como una pérdida de masa ósea ligada a la ausencia de hormonas como los estrógenos en la mujer de unos 50 años (menopáusica).

Prevención de la artrosis
Remedios caseros y antiguos a un lado, medicina y mercado farmacéutico brindan hoy al artrósico numerosas posibilidades para convivir con su enfermedad de un modo bastante confortable. Cualquier enfoque terapéutico debe comenzar por la prevención, que encuentra en el ejercicio físico, la dieta y el empleo de los llamados condroprotectores, extracto de cartílago ricos en mucopolisacáridos, sus mejores aliados.

El ejercicio físico, que debe ser moderado, tiene como objetivo potenciar la masa muscular y mantener una buena densidad ósea; también importa adquirir o corregir buenos hábitos posturales.

La dieta es un elemento de capital importancia en el manejo del paciente artrósico, pues un exceso de peso tiene consecuencias funestas para las articulaciones. Evidentemente, será el médico quien valore el grado de obesidad, si es que existe, y aconseje la dieta o plan de alimentación más adecuado, pero no está de más saber que las proteínas, vitaminas, fósforo y, sobre todo, el calcio son los componentes de la dieta con un papel más trascendente. Por algunos autores se ha preconizado el uso de dietas esencialmente vegetarianas, pero en definitiva es el facultativo el que tiene la última palabra en este sentido.

Por lo que respecta a los condroprotectores, reparadores del cartílago, los reumatólogos les auguran un gran futuro, tanto a título preventivo como de mantenimiento, cuando la artrosis se halla establecida.

Tratamiento
Ninguno de los tratamientos disponibles en la actualidad es capaz de curar la artrosis. A pesar de ello, algunas de las múltiples alternativas que se ofrecen para paliar sus efectos proporcionan resultados satisfactorios.

El tratamiento de la artrosis persigue ante todo combatir síntomas como el dolor, la rigidez de las articulaciones y la incapacidad física de las personas que la padecen. Los medios a este fin son múltiples, y aunque ninguno puede ser calificado de etiológico (contra la causa verdadera de la enfermedad), en su conjunto contribuyen a hacer más llevadero el proceso.

Si, como se mantiene, la destrucción del cartílago es el fenómeno que más y primero caracteriza a la artrosis, parece razonable pensar que los productos regeneradores de este tejido pudieran ocupar un lugar preeminente en la terapéutica de la enfermedad, como han puesto de relieve algunas instituciones en las que se han utilizado dietas enriquecidas con extracto purificado de cartílago y vitaminas.

El dolor, síntoma capital, se trata en primera instancia con analgésicos puros y después con antiinflamatorios, cuya toma continuada es fuente de problemas relacionados con el área digestiva. El reposo y el calor en las zonas afectadas son los mejores complementos en la fase dolorosa aguda.

El ejercicio físico y la rehabilitación son dos armas de gran alcance en la artrosis, tanto para mantener una densidad ósea óptima como para devolver funcionalidades a las articulaciones. Pasear es una actividad de las más aconsejables, con bastón si es preciso, al igual que el pedaleo en una bicicleta común o estática.

Otras alternativas propuestas, como la acupuntura, magnetoterapia, láser, etc., distan de proporcionar espectaculares resultados, pero también ayudan al alivio de los síntomas.

Cuando todos los medios citados y otros de distinta naturaleza no pueden conseguir que el paciente artrósico esté exento de dolor y tenga la autonomía de movimientos necesaria para llevar a cabo actividades mínimas de la vida diaria, la llamada cirugía sustitutiva articular es una seria opción a considerar por el paciente. Los nuevos materiales implantativos y las últimas técnicas quirúrgicas están logrando éxitos significativos en bastantes cuadros reumáticos degenerativos.

En nuestro país existen entidades como la Liga Raumatológica Española (LIRE), creadas con el objetivo único de ayudar al enfermo reumático. Ejemplos de asociacionismo a este respecto hay en España que hablan por sí solos de la conveniencia y los beneficios derivados de esta «militancia».

Haz tu comentario en relación con El reumatismo, uno de los males de la tercera edad y por favor respeta las siguientes normas: No hagas SPAM, no emplees lenguaje SMS, trata de expresarte bien y no faltes al respeto de otros lectores. Si quieres ponerte en contacto con nosotros en relación con El reumatismo, uno de los males de la tercera edad o con La tercera edad hazlo aquí. Gracias.
¿Te ha gustado El reumatismo, uno de los males de la tercera edad? Pues díselo a tus amigos, compártelo con todo el mundo:
Compártelo: