Actualmente, los centros residenciales son una parte muy importante en la atención a los ancianos. En muchas ocasiones es en estos lugares donde las personas con alta dependencia reciben los ciudados necesarios. En otros casos, los reciben en sus hogares. Las residencias geriátricas son centros donde las personas mayores de 60 años pueden vivir de forma permanente y recibir la atención integral que requieren en cada caso. Normalmente hacen uso de residencias aquellas personas que por su problemática social, económica o familiar no pueden ser atendidos en sus hogares y requieren de estos servicios. En estos centros,  el grupo de profesionales que proporcionan estos ciudados es cada vez más amplio y diverso.

El enfoque desde el que son atendidas estas personas con necesidades también es cada vez más amplio, quedando lejos los días en los que este enfoque era puramente custodial. En la actualidad en las residencias de ancianos la atención está también dirigida a la promoción del desarrollo personal, la autonomía y la dignidad de la persona, además de los ciudados básicos, hostelería y alojamiento. Son muchas las necesidades que deben cubrir estos centros, empezando por las adaptaciones arquitectónicas que se tienen que tener en cuenta para las limitaciones cognitivas y físicas de algunos ancianos, para así evitar restricciones en la autonomía personal y favorecer que los residentes tengan plena accesibilidad a los diferentes entornos. Por otro lado, los equipos de profesionales que mencionábamos antes deben proporcionar asistencia médica, psicológica y social complementando así los ciudados básicos que presta el personal auxiliar de atención directa al residente.

¿Hacen falta más residencias? La respuesta es sí. Según datos recientes, la oferta disponible ronda las 190.000 plazas, o lo que es lo mismo, 2,98 plazas por cada 100 personas mayores de 65 años. Si comparamos estos datos con otros países europeos, la diferencia es notable, siendo la media de 5,1 plazas por cada 100 personas mayores de 65 años. La realiad es que en España tenemos un déficit de plazas, sobre todo teniendo en cuenta el envejecimiento de la población, lo que ha supuesto un aumento en los últimos tiempos del porcentaje de personas mayores de 65 años en la población.